Los habitantes de Cuernavaca, Morelos, han alzado la voz en un clamor de descontento y frustración ante la gestión del alcalde José Luis Urióstegui, quien, según numerosos testimonios, ha dejado la ciudad sumida en una situación crítica de inseguridad, violencia, escasez de agua y un sinnúmero de obras inconclusas. Esta administración, que prometía mejorar la
Los habitantes de Cuernavaca, Morelos, han alzado la voz en un clamor de descontento y frustración ante la gestión del alcalde José Luis Urióstegui, quien, según numerosos testimonios, ha dejado la ciudad sumida en una situación crítica de inseguridad, violencia, escasez de agua y un sinnúmero de obras inconclusas. Esta administración, que prometía mejorar la calidad de vida de los morelenses, parece haber fallado en cumplir sus compromisos más básicos, generando un ambiente de caos y abandono.
En primer lugar, la inseguridad y la violencia han alcanzado niveles alarmantes bajo el mandato de Urióstegui. Los ciudadanos viven en un constante estado de miedo debido al incremento de delitos como robos, asaltos y homicidios. La falta de una estrategia efectiva para combatir el crimen ha dejado a las familias de Cuernavaca vulnerables y desprotegidas, erosionando la confianza en las autoridades locales y en la capacidad del gobierno para garantizar su seguridad.
Además, la escasez de agua se ha convertido en un problema crónico que afecta a miles de hogares en la ciudad. Pese a ser un servicio esencial, muchas colonias enfrentan cortes constantes y prolongados en el suministro de agua potable. Esta situación ha provocado severas dificultades en la vida diaria de los habitantes, quienes deben recurrir a soluciones temporales y costosas, como la compra de agua en pipas, para cubrir sus necesidades básicas. La falta de inversión en infraestructura hidráulica y la mala gestión de los recursos acuíferos son factores que han agravado este problema, reflejando una clara negligencia por parte de la administración municipal.
Por otro lado, las obras inconclusas son una constante que afea el paisaje urbano y obstaculiza el desarrollo de la ciudad. Proyectos que debían mejorar la infraestructura vial, los espacios públicos y otros servicios esenciales han quedado abandonados, generando caos en el tránsito y en la vida cotidiana de los ciudadanos. Las calles llenas de baches, los parques descuidados y las construcciones a medio terminar son testimonio del desinterés y la falta de planificación de la administración de Urióstegui, quien ha fallado en entregar resultados concretos y tangibles a la población.
Los morelenses se sienten traicionados por un gobierno local que prometió progreso y bienestar, pero que en realidad ha dejado a Cuernavaca al borde del colapso. La falta de respuestas efectivas y la incapacidad para resolver problemas críticos como la inseguridad, la escasez de agua y las obras inconclusas han generado un profundo malestar en la ciudadanía. La gestión de Urióstegui es vista por muchos como un periodo de retroceso y deterioro, en lugar de avance y mejora.
Ante este panorama desolador, es imprescindible que las autoridades municipales tomen medidas urgentes para revertir el daño y recuperar la confianza de los ciudadanos. La comunidad de Cuernavaca merece una administración comprometida, eficiente y capaz de enfrentar los desafíos con soluciones reales y efectivas. Solo así se podrá aspirar a un futuro donde la seguridad, el acceso a servicios básicos y el desarrollo urbano sean una realidad para todos los morelenses.
Fuente: México 24/7