La historia del empresario Gustavo Tomé es un caso de éxito que demuestra cómo la capacidad de sobresalir por méritos propios y aprovechar las condiciones existentes, pueden llevar a un empresario a crecer de manera exponencial y diversificar sus opciones de negocio.

Tomé comenzó en el sector textil y ha diversificado sus empresas

Gustavo Tomé Velázquez comenzó a los 16 años luego de que su padre falleciera y le heredara un negocio familiar dedicado a la manufactura textil. Fue ahí donde Tomé asumió la responsabilidad de administrarlo y con ello sostener a su familia. Sin embargo, el mexicano egresado del Tecnológico de Monterrey consideró que era necesario diversificar el negocio y con ello emprendió la búsqueda de más oportunidades de inversión.

“¿Qué indica que mi negocio pueda crecer 10, 100 o 1,000 veces más? ¿Mi negocio puede tener la misma vigencia en 20 años? ¿Qué tanta innovación en tecnología estoy generando?” fueron algunas de las preguntas que según el propio Tomé, le sirvieron para guiar sus siguientes acciones.

Es así como gracias a su agudeza para hacer negocios donde otros no ven viabilidad, lo llevaron a incursionar en el sector inmobiliario y en el de la generación de energías limpias, con la adquisición de una empresa dedicada a paneles solares.

La capacidad de ver oportunidades en crisis lo llevaron al negocio de las Fibras

Gustavo Tomé se autodefine como un hombre exigente, amigo de la crisis pero también del crecimiento, es así como ha ido construyendo historias de éxito en países como Estados Unidos y España. Sumado a la visión disruptiva que lo ha posicionado como uno de los empresarios mexicanos más importantes en los últimos años, está la apuesta por reiventarse ante las crisis.

En palabras del propio Gustavo Tomé “la estrategia de cualquier empresa, sea grande,mediana, pequeña o micro, para sobrevivir a la crisis debe basarse en la adaptación a los nuevos tiempos, descubrir cómo ser más eficientes, ágiles,productivos y rentables, quienes sobreviven no son las más inteligentes, ni las más fuertes, ni las más grandes, son las que se pueden adaptar mejor a su nuevo entorno”.