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Azoteas en la CDMX se han convertido en huertos urbanos

Azoteas en la CDMX se han convertido en huertos urbanos

En medio del bullicio de una de las ciudades más grandes del mundo, las azoteas se han convertido en huertos urbanos llenos de plantas comestibles que ofrecen a la gente consumir alimentos más saludables. En una de las avenidas más conocidas y transitadas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma 742, Sergio intercambia

En medio del bullicio de una de las ciudades más grandes del mundo, las azoteas se han convertido en huertos urbanos llenos de plantas comestibles que ofrecen a la gente consumir alimentos más saludables.

En una de las avenidas más conocidas y transitadas de la Ciudad de México, Paseo de la Reforma 742, Sergio intercambia su composta por plantas y verduras libres de pesticidas.

Se trata del Huerto Tlatelolco, uno de los más de 200 huertos urbanos que tiene la CDMX, al que acude cada semana para intercambiar productos orgánicos y comer de una manera más saludable.

“Vengo a cambiar mi composta porque nos dan tierra, semillas o mixes, que son ensaladas que traen acelga, espinacas y varios tipos de lechugas. Son porciones muy buenas que alcanzan hasta para tres personas”, explicó.

En este espacio también se producen alimentos para algunos negocios. Las camas de lechuga, flores comestibles y algunas frutas de temporada son alimentos especialmente cultivados para restaurantes, quienes prefieren productos orgánicos para sus clientes.

El personal de Huerto Tlatelolco todos los días riega y cuida el cultivo solicitado por los restaurantes, principalmente de la zona Condesa, para que una vez que estén listas las cosechas puedan consumir los alimentos de temporada.

“Tenemos más de 120 variedades de plantas y flores comestibles entre los árboles frutales, hortalizas y hierbas. También vendemos algunas especialidades como flores o frutas exóticas que consumen algunos restaurantes, eso nos apoya a sostener el huerto financieramente, explicó Gabriela Vargas Romero, directora de Huerto Tlatelco.

Durante todo el año cosechan una variedad de alimentos, desde jitomates, zanahorias, betabel, cebolla, lechugas y maíz, hasta hierbas aromáticas como albahaca, tomillo, orégano, hinojo, manzanilla, así como flores comestibles como flor de cebolla flor y de zanahoria.

Gabriela Vargas dijo a El Sol de México que la mayoría de huertos urbanos que existen en la capital son de autoconsumo, ya que las personas que los cultivan y trabajan son los primeros en alimentarse de las cosechas.

“El movimiento de los huertos urbanos es algo que está sucediendo a nivel global y que ha estado creciendo en los últimos años. A raíz de la pandemia, fue el momento donde la gente reconectó con la naturaleza y buscó alternativas para una alimentación más sana, además de tener pasatiempos en casa”, manifestó.

De acuerdo con cifras oficiales, la capital cuenta con más de 200 azoteas con huertos urbanos que contribuyen a que las personas consuman alimentos sanos, libres de transgénicos, herbicidas y pesticidas.

Fénix Farms es una empresa que desde el 2006 desarrolla huertos urbanos en edificios, escuelas, instituciones privadas y en azoteas de la Ciudad de México, con la finalidad de generar espacios que produzcan alimentos sanos.

El edificio Chihuahua 139 ubicado en la colonia Roma, es uno de los cientos de espacios que cuentan con un huerto urbano diseñado por esta empresa, en el que destacan los huacales de madera, macetas de plástico y lavadoras recicladas con todo un sistema de agricultura para poder producir alimentos.

“Estamos enfocados en el sector residencial y parques privados y públicos porque con un proyecto grande se puede dar servicio a todos los vecinos que están alrededor o incluso a toda una región”, manifestó Lily Foster, directora de Fénix Farms.

Este año han instalado más de 13 huertos urbanos y proyectos de agricultura en edificios de la Ciudad de México, que además de generar alimentos sanos, se convierten en pequeños pulmones verdes para aves, insectos y polinizadores.

“La Ciudad es un lugar increíble para cultivar por su clima y por la abundancia de biología. Nuestro enfoque es generar espacios que son altamente productivos y que apoyan la ecología a través de tener una gama de cultivos”, resaltó.

En esta azotea verde hay cultivos de verduras como chile, nopal, limón, jitomate y una gran variedad de lechugas, frutas como guayaba y manzana, así como plantas medicinales como toronjil, romero, hierbabuena y manzanilla, entre otras.

Lily Foster explicó para el mantenimiento de estos espacios participan vecinos o jóvenes de la zona quienes cuidan, cultivan y consumen los productos del huerto.

“Son ellos quienes realmente mantienen los espacios, van aprendiendo de los cultivos, los sistemas de composta, cómo formar comunidades de plantas, cómo propagar, y luego muchos de ellos emprenden sus propios negocios, tienen su propio proyecto en casa o con sus familiares”, resaltó.

De acuerdo con el Reglamento de Huertos Urbanos en la Ciudad de México, cualquier persona que tenga huertos urbanos en sus hogares podrán registrarlos ante la Secretaría de Medio Ambiente capitalina.

A través de un decreto publicado en la Gaceta Oficial capitalina el pasado 14 de abril, establece que los huertos registrados deberán contemplar el uso eficiente de recursos y materiales, promover la conservación de la biodiversidad, mitigar los efectos del cambio climático y evitar la generación de residuos sólidos.

El reglamento señala que las alcaldías tendrán la obligación de informar de manera anual a la Secretaría de Medio Ambiente, el número de huertos urbanos instalados en su demarcación.

Algunos de los huertos más reconocidos de la Ciudad de México que producen alimentos, semillas y venta de productos órganicos son Huerto Roma Verde, Huerto Romita, Al Natural, Huerto Urbarno Narnia, Huerto del Barrio y huertos comunitarios.

Como el huerto comunitario ubicado la calle Peralvillo 22, en la alcaldía Cuauhtémoc, donde los vecinos se turnan para cuidar, cultivar y darle mantenimiento a las cosechas.

Los vecinos lo ven como una manera de ahorrar dinero, consumir productos orgánicos con mejores nutrientes, además de tenerlos al alcance de manera accesible.

“Han aprendido a cortar las hojas sin lastimarlas. Incluso hay una vecina que cocina especialmente para su esposo que tiene diabetes, corta las plantas medicinales para tés y le realiza ensaladas”, contó Fausto Arellín, creador del huerto comunitario en este condominio.

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