Lucía Meza Guzmán, actual candidata al gobierno de Morelos por la coalición del PRI, PAN y PRD, enfrenta serias críticas por su pasado y presente político, marcado por una aparente incongruencia ideológica. Cuando era senadora, Meza se distinguió por sus fuertes ataques contra lo que denominaba «PRIAN», acusando a estas fuerzas políticas de monopolizar el
Lucía Meza Guzmán, actual candidata al gobierno de Morelos por la coalición del PRI, PAN y PRD, enfrenta serias críticas por su pasado y presente político, marcado por una aparente incongruencia ideológica. Cuando era senadora, Meza se distinguió por sus fuertes ataques contra lo que denominaba «PRIAN», acusando a estas fuerzas políticas de monopolizar el control de importantes comisiones legislativas y de resistirse a cualquier cambio durante décadas. En una de sus intervenciones más recordadas, desafió a la senadora Xóchitl Gálvez, señalando: “El PRI tenía secuestrada la comisión de presupuesto y el PAN tenía secuestrada la comisión de hacienda. Porque ahora nosotros estamos cumpliendo, senadora Xóchitl, que no les duela y no vengan aquí a esta tribuna con su doble moral cuando dicen que no aceptan cambios, no quieren discutir, cuando durante 30 años lo hicieron así, el PRIAN, ni una sola modificación dejaron hacer cuando era diputada federal de la comisión de hacienda”.
Estas palabras hoy resuenan con una ironía mordaz, dado que Lucía Meza se ha unido precisamente a aquellos que antes criticaba. Esta transición ha generado desconcierto y descontento entre electores y críticos, quienes acusan a Meza de practicar la misma doble moral que anteriormente condenaba. El cambio de alianzas políticas de Meza es visto por muchos como una estrategia oportunista más que un compromiso con ideales o políticas específicas.
Este giro en su carrera ha puesto en tela de juicio su credibilidad política y su coherencia ideológica. Sus detractores argumentan que sus acciones subrayan un pragmatismo político que va en deterioro de principios firmes, lo cual podría afectar su capacidad para atraer a votantes que buscan consistencia y transparencia en sus representantes.
El caso de Lucía Meza resalta el dinamismo y a veces la volatilidad de las alianzas políticas en México, donde las conveniencias electorales a menudo se imponen sobre las lealtades partidistas y los compromisos ideológicos previos. Conforme se acercan las elecciones, tanto seguidores como críticos estarán atentos a cómo maneja Meza estas acusaciones de incoherencia, y si su pasado político influirá en su futuro electoral.
Fuente: Industrias México