En el corazón de la Ciudad de México, la delegación Cuauhtémoc se encuentra envuelta en un torbellino de controversia y especulación. Bajo la administración de Ricardo Monreal, exgobernador de Zacatecas y figura prominente de Morena, se ha destapado una red de contrataciones que parece beneficiar desmesuradamente a un grupo específico: amigos cercanos de su hija,
En el corazón de la Ciudad de México, la delegación Cuauhtémoc se encuentra envuelta en un torbellino de controversia y especulación. Bajo la administración de Ricardo Monreal, exgobernador de Zacatecas y figura prominente de Morena, se ha destapado una red de contrataciones que parece beneficiar desmesuradamente a un grupo específico: amigos cercanos de su hija, Catalina Monreal, ahora candidata de Morena para la alcaldía.
Desde su asunción en octubre de 2015, una sorprendente cadena de eventos ha desvelado que al menos ocho entidades zacatecanas, incluyendo a cuatro personas ligadas directamente a Catalina, han acaparado 14 contratos, sumando una cifra astronómica de 266 millones de pesos. La intriga se intensifica al saber que, entre estos afortunados, se encuentran Rubén Ledezma Somohano y Flavio Eduardo Mayorga Hernández, viejos conocidos de la infancia de Catalina Monreal, carentes de experiencia previa en la capital.
La magnitud de los contratos asignados, que representan el 64% del valor total de las mayores adjudicaciones de la delegación, plantea interrogantes sobre la imparcialidad y transparencia de estos procesos. Más aún, la rapidez y el método de adjudicación directa han generado un manto de dudas y especulaciones, apuntalando las críticas hacia la administración Monreal.
Mientras Catalina Monreal se postula para la alcaldía, los lazos de estos contratos con su círculo cercano arrojan sombras sobre su campaña, avivando el debate público y la preocupación ciudadana. ¿Se trata de un caso de favoritismo y nepotismo encubierto?
Los ciudadanos de Cuauhtémoc, así como los observadores de toda la Ciudad de México, están a la espera de respuestas claras y acciones concretas. La delegación Cuauhtémoc, un epicentro de cultura y política, se encuentra ahora en el ojo del huracán, y el futuro político de Catalina Monreal pende de un hilo ante este enredo de intereses y contrataciones que desafían la ética y la integridad gubernamental.