En algunos puntos, como puentes peatonales, la acumulación es aún más evidente, llegando a contabilizarse más de quince carteles en un solo tramo. La Ciudad de México se encuentra inmersa en una densa neblina de propaganda electoral, donde predominan los carteles de la candidata Clara Brugada, representante de la coalición «Sigamos haciendo historia», los cuales
En algunos puntos, como puentes peatonales, la acumulación es aún más evidente, llegando a contabilizarse más de quince carteles en un solo tramo.
La Ciudad de México se encuentra inmersa en una densa neblina de propaganda electoral, donde predominan los carteles de la candidata Clara Brugada, representante de la coalición «Sigamos haciendo historia», los cuales han invadido cada rincón del paisaje urbano. La excesiva presencia de su imagen en semáforos, esquinas y bardas es tan abrumadora como preocupante, generando una contaminación visual que clama por una reflexión colectiva.
Resulta desconcertante observar la falta de criterio y el derroche de presupuesto en la colocación de estos carteles de la candidata Clara Brugada, saturando un solo poste o incluso superponiéndose unos sobre otro. En algunos puntos, como puentes peatonales, la acumulación es aún más evidente, llegando a contabilizarse más de quince carteles en un solo tramo, con apenas un metro de separación entre ellos.
Esta estrategia desmesurada de publicidad por parte de la coalición “Sigamos haciendo historia” no solo contamina el ya de por sí contaminado paisaje urbano, sino que también infringe normativas al colocar propaganda en lugares prohibidos como escuelas, árboles o bardas de instituciones públicas. Lo que además de infringir la ley, anticipa un impacto ambiental negativo, con la prospectiva de dejar el doble de residuos que en elecciones anteriores.
Al parecer, para la candidata Clara Brugada la estrategia no es quien da las mejores propuestas, sino quien coloca más lonas y carteles a lo largo y ancho de la ciudad, dejando de lado el evidente rebase del tope de campaña en el rubro de la propaganda y desechando cualquier impacto ambiental que ha de generar la basura electoral que Brugada ha dejado a su paso rumbo a la Jefatura de Gobierno.